Gata embarazada: todo lo que debes saber sobre su embarazo

Una gata embarazada no necesita demasiados cuidados especiales para que la gestación llegue a buen término, ya que biológicamente está preparada para ello. Aun así, podemos ayudarla a que esté más fuerte y se sienta tranquila y segura durante todo el proceso, incluido el parto.

Cómo saber si mi gata está embarazada: síntomas

En los primeros días, es difícil saber si una gata está embarazada, puesto que los síntomas más reconocibles comienzan a partir de la tercera o la cuarta semana. Hasta entonces, los cambios que se pueden producir son de comportamiento, que también pueden ser sutiles, en cuyo caso, solo lo podrá percibir quien tenga un vínculo muy estrecho con el animal. Los signos físicos más llamativos son los siguientes:

• Los pezones toman un color más intenso para que los gatitos los puedan ver más fácilmente a la hora de mamar.
• Las mamas comienzan a hincharse.
• Los cambios hormonales pueden provocar náuseas en la gata embarazada entre la cuarta y la quinta semana.
• El vientre comienza a crecer a partir de la cuarta semana.
• Aumento de peso. Hacia el final del embarazo pueden haber incrementado hasta un 30 % su peso habitual.

En cuanto a los cambios de comportamiento durante el embarazo de gatas primerizas, estos son algunos de los más llamativos:

• Somnolencia. El sobreesfuerzo del organismo durante el proceso puede hacer que la gata duerma más horas de lo habitual.
• Pérdida de apetito. Las náuseas que también sufren las gatas embarazadas pueden hacer que coma menos o que esté un poco más caprichosa con la comida.
• Más cariñosa o todo lo contrario. Dependiendo del carácter de la gata y de cómo le afecten las hormonas, puede volverse un poco más arisca y buscar la soledad, bien buscar al resto de la familia y ser mucho más sociable de lo normal.
• Nidificación. A medida que la gestación llega a su fin, la gata comienza a preparar el nido donde va a dar a luz. Puede querer cambiar de sitio su cama, llevarse algún cojín o peluche, etc.

Cuánto dura el embarazo de una gata

La gestación de una gata tiene una duración de entre 9 a 19 semanas, es decir, unos dos meses y medio. En días, pueden ser entre 62 y 67 días, desde la cópula con el macho. La duración es variable dependiendo de varios factores, como por ejemplo la raza. Las gatas siamesas, por ejemplo, tienen embarazos de hasta 70 días. El número de gatitos también determina el momento del parto. Cuanto mayor sea el número de cachorros, menos tiempo durará la gestación. Por último, el entorno también influye. Una gata embarazada es un animal que estresa con gran facilidad, así que una situación ambiental incómoda puede desencadenar un parto prematuro.

El celo después del parto

El primer celo de una gata se produce entre los 6 y los 9 meses de edad y las gatas domésticas pueden entrar en esta fase en cualquier momento del año. El celo suele durar una semana, y volver a repetirse a los 15 días. Después de haber dado a luz, la gata puede volver a entrar en celo en poco tiempo. Alrededor de las 4 semanas los gatitos empiezan a jugar entre ellos y a interactuar con el entorno, y la madre comienza a dejarlos solos. A partir de entonces puede mostrar síntomas de celo en cualquier momento, aunque lo más normal es que aguante hasta casi los dos meses.

Lo mejor para evitar estos celos continuos y que la gata quede otra vez embarazada, es optar por la esterilización. Es una operación sencilla de la que se recuperan muy rápidamente. Las camadas no deseadas son un grave problema, ya que la mayoría de refugios y protectoras están saturadas a causa de esta superpoblación de animales sin hogar.

Cómo cuidar de tu gata durante el embarazo

La comida para una gata embarazada debe ser algo más calórica

Uno de los cuidados más importantes es la alimentación porque la propia gestación incrementa su gasto. Por otra parte, es ideal que el animal acumule un poco de grasa extra de cara a la lactancia, pues la producción de leche implica un gran gasto energético en el organismo.

Lo mejor es adquirir pienso para gatas embarazadas que cubran todas sus necesidades. Se puede complementar con comida húmeda, que de por sí es algo más calórica, eligiendo productos de alta gama. La alimentación se puede suplementar con algún complejo vitamínico que garantice que obtiene todos los nutrientes necesarios.

Hay que proporcionarle un sitio de descanso cómodo

Otro aspecto que hay que cuidar es su espacio de refugio, un lugar donde se sienta protegida. Cada gato tiene sus preferencias, a algunos les gustan las camas cubiertas, tipo iglú, y otros prefieren los colchones sencillos y mullidos, que les permitan observar alrededor. Sea cual sea la preferencia de la gata, también hay que tener en cuenta la ubicación, y colocar su cama en una zona tranquila y silenciosa donde pueda sentirse segura para dar a luz. No hay que olvidarse de ofrecerle agua fresca, así que es buena idea dejar un cuenco o una fuente cerca de su nido. También se puede recurrir al uso de feromonas felinas en su nido y en la estancia, que pueden ayudarle a sentirse más calmada e incrementar su bienestar.

Siguiendo estas pautas, tu gata embarazada tendrá las mejores condiciones de salud y de ánimo para el desarrollo de sus crías, para un parto exitoso y para el posterior cuidado de los gatitos. Igualmente, ante los primeros síntomas de posible embarazo, lo más recomendable es acudir al veterinario para que revise a la gata y pueda proporcionar instrucciones personalizadas si fuera necesario.

Generalmente, la gestación y el parto de las gatas no presentan complicaciones en la mayoría de los casos. No obstante, si se presenta algún problema durante el proceso que pueda desencadenar el fallecimiento de la gata o de alguno de los cachorros, puedes contar con nosotros. Desde AdiósMascota atendemos a domicilio y nos encargamos de todo para que puedas darle una cariñosa despedida.